Siempre he pensado que no se hace bastante por ayudar los presos. Uno tiene sus reservas cuando se habla de cosas como dar casas a chabolistas y otro tipos de medidas de esas que a base de describir como «sociales,» se asume que son incuestionables, pero nunca he tenido noticia de algo que se hiciera por los presos que me pareciera excesivo.
Teóricamente las sentencias penitenciarias cumplen fundamentalmente tres objetivos: servir de ejemplo para potenciales criminales y disuadirles así de delinquir; proteger a la sociedad del delincuente aislándolo; y finalmente aprovechar el tiempo de internamiento para educar y preparar al preso para su reinserción en la sociedad.
Es ese tercer punto en el que estamos fallando, y fallamos además miserablemente. Lo que es más grave, creo que fallamos sin siquiera intentarlo.
Y ahora resulta que esos recursos que no se emplean en ayudar y educar a los presos, se gastan en contratar a señoritas de buen ver (espero que al menos sean de buen ver) que vayan a la cárcel a amenizar a los reclusos quitándose la ropa, y en películas cuyo contenido no hace sino empeorar su situación. Desde luego, si con cosas como estas no se dimite, no sé con qué.
Se te ve el plumero a leguas. Vaya mierda de Blog…
Bueno, no pretendo engañar a nadie. Espero que disfrutes del resto de Internet; no te costará encontrar algo que te guste.